La no remoción del suelo favorece la acumulación de materia orgánica subsuperficial (humus) y
superficial (rastrojos) que, sumada o otras prácticas como los cultivos de cobertura o servicio,
generan un ambiente favorable para la proliferación de insectos de suelo.
Si bien, muchos son benéficos (e.g. lombrices), hay otros que pueden ser muy perjudiciales, como
es el caso del complejo de gusanos blancos.
Estos suelen alimentarse de semillas y/o raíces pudiendo afectar al cultivo de maíz en diferentes
momentos según sea la fecha de siembra elegida
Es un complejo constituido por varias especies*; la más relevante, por su frecuencia y capacidad de daño es Diloboderus abderus (Figura 1).
Presenta metamorfosis completa (huevo - larva (3) - pupa -adulto) y un único ciclo anual (Figura 2).
Por lo tanto, abundancia depende fuertemente de las condiciones climáticas del año
anterior, que deben considerarse en la prevención de la plaga. Son favorecidos por
temperaturas medias a bajas y la abundancia de rastrojos. Son fuertemente inhibidos por las
inundaciones y la luz, ya que son fotosensibles en su estadio larval. La fase adulta es la única que
transcurre en superficie. El apareamiento puede ser sobre o dentro del suelo, pero
indefectiblemente la oviposición y la eclosión es subterránea (aproximadamente a 25 - 30 cm. de
profundidad).
*(e.g. Anomala testaceipennis, Archophileurus vervex, Cyclocephala spp., Dyscinetus sp.,
Heterogeniates bonariensis, Phylochloenia bonariensis).
En fecha temprana el daño principal afecta el establecimiento del cultivo, disminuyendo el stand de plantas deseado. Sobre el fin del ciclo, pueden alimentarse también de raíces, lo que puede ocasionar problemas o susceptibilidad al vuelco (Figura 2). En el caso de la tardía, donde el cultivo espera la cosecha en pie en otoño e invierno, la larva directamente se alimenta del sistema radical, afectando de forma severa el anclaje de las plantas. Como consecuencia, el maíz predispone al vuelco, si ocurriesen tormentas o vientos fuertes, dificultando mucho la cosecha. A su vez, es una vía de ingreso de agentes patógenos (e.g. Phoma sp.)
Debido a sus condiciones predisponentes (T°-H°), las poblaciones más importantes se concentran en sur de Santa Fe, noroeste de Buenos Aires y sudeste de Córdoba (Figura 3). El estadio larval es el más perjudicial para el cultivo. El estado L3 es visto como el más dañino y voraz. Se alimenta de restos vegetales, con una gran preferencia por las semillas, los rastrojos tiernos y las raíces.
Distribución geográfica de la plaga.
No se manejan umbrales de daño dada la dificultad de encontrar patrones de distribución y frecuencia, homólogos dentro de un mismo lote. (La plaga se presenta en rodales) La presencia de galerías es un signo inequívoco de su actividad.
UN GUSANO M2 DEBERÍA ENCENDER LA ALARMA
El control químico en cobertura total es de dudosa eficacia, dependiendo mucho de las precipitaciones tras la aplicación. Se recomienda uso de curasemillas comerciales y labranzas convencionales en casos de incidencia extremos.
Se recomienda evaluar previo a la siembra de temprana y la cosecha de tardía (Figura 2). Para ello, realizar entre 15 y 20 pozos cada 35 hectáreas. El volumen explorado deberá ser de al menos 0.04 m3, como se observa en la imagen de la derecha (0.5 m largo x 0.25 m ancho x 0.3 m profundidad. Es clave diferenciar los rodales de alta incidencia manejando correctamente los promedios.
Autor: Equipo NK